El origen






El Tarot es uno de los medios de comunicación con el subconsciente más antiguos que se conocen, su interpretación nos puede sugerir el perfil de la persona que pregunta y el ámbito de personas que le rodean, sus relaciones, circunstancias, sentimientos, propios y del entorno del consultante.


El origen del tarot es el antiguo Libro de Thoth, cuyos sacerdotes lo redujeron en principio a 42 arcanos. Mucho después sufrió una nueva reducción por parte de los judíos de Alejandría con el fin de adaptarlo a su alfabeto de 22 letras.
 Los sacerdotes de Thoth pensaron que la mejor manera de preservar la antigua sabiduría entre los bárbaros, (los griegos de Alejandro), era en forma de juego, ya que los generales de Alejandro eran bastante incultos, pero muy dados al vino y al juego. No les faltó razón, aunque desde luego lo que no pudieron prever fue el intento hebreo de adueñarse de la tradición y hacerla suya incluso mutilándola. 


Los gitanos (egiptanos) tribus parias expulsadas de la India y asentadas en Egipto en tiempos de los lágidas, contribuyeron a su posterior difusión por Europa  y lo usaron sobre todo para las predicciones del futuro (aunque nunca fue diseñado para eso) al tratarse de un sistema coherente de complejos simbólicos de origen neolítico.

Aunque ha sufrido cambios en la interpretación, así como en las ilustraciones, el tarot suele ser el mismo. Se compone de 78 cartas: 56 arcanos menores que dieron origen a la baraja de naipes (cuatro palos o elementos compuestos cada uno de diez números, sota, caballo y rey, desapareciendo la reina en algunos juegos y permaneciendo como dama en otros) y 22 arcanos mayores que consisten en unas cartas misteriosas de profundo significado esotérico.


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